MUSEO VIRTUAL DE

 

HISTORIA DE LA MASONERÍA

   

  KRAUSISTAS Y MASONES EN BÉLGICA

  

En Bélgica, si todos los liberales no fueron krausistas, los krausistas fueron ciertamente liberales. Oponiéndose a las doctrinas estatistas que atacaban los derechos individuales así como al individualismo absoluto de la corriente liberal «doctrinaria», el krausismo se identificó con un liberalismo humanista deseoso de conciliar el principio de la libertad y el principio de la solidaridad.

En este sentido, la Universidad Libre de Bruselas, «vanguardia del liberalismo», contó en su cuerpo docente, desde su fundación, con varios profesores alemanes exiliados a causa de su filiación liberal y formados en la filosofía de Krause. En la Universidad «La doctrina de Krause se transformó de esta manera en el arsenal del liberalismo para la lucha contra la reacción». El centro espiritualista había adoptado la filosofía de Krause como doctrina de combate para la defensa de los derechos de la persona humana.

La filiación masónica de profesores krausistas tales como Altmeyer y Tiberghien parece probar una permeabilidad real entre krausismo y masonería. Los temas de la obligatoriedad y la laicización de la enseñanza primaria estuvieron en proyectos de la masonería belga. Guillaume Tiberghien publicó artículos sobre la enseñanza obligatoria en su obra Enseignement et philosophie, editada en Bruselas en 1873 (Hermenegildo Giner de los Ríos se encargó de traducir estos escritos en 1874, bajo el título La enseñanza obligatoria).

         

Pierre-Théodore Verhaegen (1796-1862) Abogado y político belga, impulsor y primer rector de la Universidad Libre de Bruselas (Université Libre de Bruxelles). Diputado de la Cámara de representantes y Presidente de la misma. Óleo del Museo de la masonería de Bruselas

           

Sin embargo, la condena de la masonería por parte de los obispos belgas provocó en 1873, la salida de los católicos de las logias, y la entrada de miembros anticlericales. Ello supuso también un cambio significativo en la mentalidad masónica pues la entrada en las logias de una generación positivista, agnóstica e incluso atea, acabó por ser predominante. Incluso en la Universidad Libre, parecía que ya no se respetaban las Constituciones de Andersen, rompiéndose el acuerdo entre krausismo y masonería.

Ciertamente, desde sus inicios, la Universidad Libre de Bruselas fundada en 1834, temía el creciente peso político y social de la Iglesia Católica, pero no era anticatólica y mucho menos antirreligiosa. Sus «fundadores», Théodore Verhaegen y Auguste Baron eran ambos masones. En 1859, Théodore Verhaegen reafirmaba en la apertura de los cursos: «La Universidad de Bruselas no está destinada a defender tal o cual doctrina liberal, a acudir en ayuda de tal o cual matiz de opinión, su misión es la de propagar los grandes principios y especialmente el principio del libre examen; ella constituye, la filosofía del liberalismo». Sus primeros profesores, muy poco numerosos, fueron Heinrich Ahrens, de origen alemán y discípulo directo de Krause, Théodore Joly y Pierre-François Van Meenen. Jean-Jacques Altmeyer destacó en el campo de la Filosofía de la Historia, y Theodor Schliephake, en el campo de la Filosofía del Arte; Guillaume Tiberghien, discípulo fiel y sucesor de Ahrens, profesor en la Universidad Libre durante cincuenta años y ferviente seguidor de Krause. Todos ellos eran msones: por ejemplo, Altmeyer y Tiberghien, fueron miembros de la logia de «Los Amigos Filántropos».

 

Charles Buls, alcalde de Bruselas y Presidente de la Ligue de l´Enseignement,  fue iniciado en Bruselas en 1862 en la logia de «Los Verdaderos Amigos de la Unión y del Progreso Reunidos»

           

 

 
     

Otro proyecto educativo notable fue la Ligue de l´Enseignement creada el 26 de diciembre de 1864 respondiendo al llamado de Charles Buls para mejorar y propagar la educación en Bélgica. Entusiasmado por los proyectos y los logros de la asociación holandesa Tot het nut van´t algemeen (Sociedad para la utilidad de todos), con cuyos dirigentes había entrado en relación en 1863, en Amsterdam, en el Congreso de la Asociación Internacional para el progreso de las Ciencias Sociales, Buls intentó convencer a sus amigos bruselenses de las ventajas de crear en Bélgica una asociación semejante. La identidad de miras entre las dos asociaciones era evidente la defensa del principio de libertad de conciencia.

En diciembre de 1864 la Ligue de L´Enseignement, association pour la propagation et le perfectionnement de l´education et de l´instruction fue creada en Bruselas. Jules Tarlier, profesor de la Universidad Libre, fue su primer presidente y Charles Buls, el primer secretario general. Cuatro de los trece miembros integrantes de la Comisión organizadora y fundadora de la Liga eran profesores de la Universidad de Bruselas. Jules Tarlier, Guillaume Tiberghien, Eugène Van Bemmel y D. Bancel. Otros cinco miembros eran antiguos alumnos de la Universidad Libre: François van Meenen, Gustave Jottrand, Emile Féron, Henri Bergé e Ithier.

Las relaciones entre la Ligue de l´Enseignement y la masonería fueron estrechas. Hacia 1870, 40% de los miembros del Consejo General de la Liga eran masones. Charles Buls, secretario de la Liga de 1864 a 1880 y presidente de la misma de 1880 a 1883 y de 1905 hasta su muerte en 1914, había sido iniciado en 1862, en Bruselas, en la logia de «Los Verdaderos Amigos de la Unión y del Progreso Reunidos». Pierre Tempels, jurista de profesión pero estudioso de los problemas educativos, autor de L´Instruction du peuple y verdadero ideólogo de la Liga a partir de 1865, fue iniciado en la logia de «Los Amigos Filántropos» en 1866.

En octubre de 1867, en su discurso de apertura de los cursos en la Universidad de Bruselas, el Rector Tiberghien, exhortaba a los jóvenes estudiantes: «Manteneos firmes en el ideal; es la medida del valor de las doctrinas. Si el ideal de la humanidad os habla de libertad, de justicia y de deber, rechazad todas las hipótesis que sacrifican la libertad a la materia, la justicia a la fuerza y el deber al placer». Tres años después, en los funerales de Jules Tarlier, presidente de la Liga de la Enseñanza, Tiberghien insistía en los mismos conceptos: «Ante esta tumba (…), afirmemos que la vida está hecha ante todo para el deber y no para el placer. Ha muerto en la independencia de la razón y en la integridad de sus convicciones. Unámonos a él en el espíritu y en el corazón para desear que la generación que nos sigue tome, como él, la vida seriamente y sepa vivir y morir como él».

Extractado de: Susana Monreal (Universidad católica del Uruguay, Montevideo), "Krausistas y Masones: un proyecto educativo común. El caso de belga", en Historia de la Educación. Revista Interuniversitaria, nº 9, 1990, pp. 63-76.

            
  

 

 
             
  

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